Al igual que las personas, los perros también pueden sufrir una gran variedad de afecciones, entre ellas las alergias, que pueden llegar a poner en riesgo la salud y el bienestar de nuestras mascotas. Por este motivo, es importante que sepamos qué síntomas presentarán nuestros compañeros de cuatro patas en estos casos y, así, poder tratarlos a tiempo, al igual que es fundamental conocer las diferentes formas de prevenir las reacciones alérgicas.
Las alergias más comunes son las cutáneas y aluden a un conjunto de afecciones causadas por la reacción de sus propias defensas ante un alérgeno con el que han entrado en contacto directo y que, en este caso, afectan directamente a su piel.
"Estas partículas, si bien es cierto que a individuos no alérgicos no tienen por qué generar rechazo, a aquellos que sí padezcan de esta afección pueden llegar a ocasionarle problemas de salud, como pueden ser irritaciones o picores, entre otros", explica Ana Ramírez, experta veterinaria de Kivet, la red de centros veterinarios del grupo de empresas que incluye marcas como Kiwoko.
Los motivos que pueden llegar a ocasionar estas alergias son diversos y pueden variar entre "la exposición a pulgas, garrapatas u otros insectos (entre los que se encuentran los mosquitos)"; así como a "la entrada en contacto con hierbas, polen, polvo o moho", ejemplifica Ramírez.
"Estas reacciones alérgicas cutáneas también pueden venir ocasionadas por algunas especies de ácaros que, desafortunadamente, son más complicados de localizar y eliminar, ya que se encuentran muy presentes en nuestras vidas; o por la comida que ingieran, por lo que tendremos que estar atento ante posibles reacciones a cualquier cambio en sus dietas", detalla la veterinaria.
Qué síntomas provocan las alergias cutáneas
Los síntomas que esta tipología de alergia presenta pueden variar según la morfología del perro y su organismo. No obstante, "el síntoma más común que nos vamos a encontrar es el picor o ardor excesivo (prurito), que les invita a rascarse, lamerse e incluso morderse de forma continua", explica Ramírez.
"Esto les invita a rascarse, lamerse e incluso morderse de forma contina y, a menudo, puede ir acompañado de rojeces o sarpullidos como respuesta al alérgeno con el que se ha entrado en contacto", añade. "También, debido al rascado excesivo, los animales pueden provocarse lesiones cutáneas que pueden infectarse de manera secundaria por otros patógenos".
El síntoma más común que nos vamos a encontrar es el picor o ardor excesivo, que les invita a rascarse, lamerse e incluso morderse de forma continua
Por lo general, estas afecciones se encuentran en cualquier lugar de su anatomía, aunque es más común en zonas más expuestas como son la cabeza, las patas o la tripa. "Esto dependerá de cada individuo, de su complexión, del pelaje y de otros rasgos característicos de cada raza, así como de la causa alérgica", cuenta la veterinaria de Kivet.
Ramírez además advierte que "también debemos estar atentos a la posible pérdida de pelo en determinadas zonas o el incremento en la presencia de sacudidas o estornudos, rascados o lamidos excesivos".
Si observamos alguno de estos síntomas en nuestro peludo, lo primero que tendremos que hacer es acudir a nuestro veterinario de confianza para que dispense la medicación y las pautas necesarias para impedir que el malestar del animal siga en aumento.
"Éste medirá la gravedad de las lesiones y, en función del avance de la reacción alérgica, podrá suministrar una inyección de corticoides y antihistamínicos, que ayuden a disminuir la sensación de picor o escozor", detalla Ramírez. "También puede recomendarnos champús o cremas que ayuden a abordar la dolencia".
En los casos más extremos, el animal podría sufrir un shock anafiláctico, una reacción desproporcionada que puede derivar en la muerte en cuestión de minutos
Los brotes alérgicos no suelen ser una afección preocupante en líneas generales, sin embargo, si no prestamos la debida atención al estado de la piel, ocurre con frecuencia que el tejido se tienda a secar y sea más propenso a la aparición de heridas frecuentes en la zona. "Además de que pueden surgir infecciones secundarias como consecuencia de las heridas producidas por el rascado/lamido y el estado inmunitario del animal", advierte la veterinaria.
En los casos más extremos, cuando la alergia es más grave, "si el animal entra en contacto con el alérgeno podría sufrir un shock anafiláctico, es decir, una reacción desproporcionada que puede derivar en la muerte del animal en cuestión de minutos", añade Ramírez.
"En estos casos, tendremos que estar atentos a la manifestación de síntomas como vómitos, diarrea, convulsiones o pérdida del conocimiento, que requerirán la atención inmediata de un veterinario", concluye la experta.
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